Cuando las alas no se usan para volar
No lo conseguimos, no pudimos sentir que volábamos cuando vimos uno a uno el increíble trabajo que Cristian Marianciuc llevó a cabo durante un año. Se trataba de realizar un pájaro de origami al día. Pero por más alas que vimos, no nos levantamos del piso. ¿Saben por qué? Porque vimos más allá, vimos la emoción y el estado de ánimo del artista en cada una de sus obras.
Ese fue el objetivo principal, jugar con sus figuras hasta reflejar lo que pasaba por su mente. Es así como nos perdimos en alas infinitas, en círculos y simetrías que parecían no acabar y en emociones positivas y negativas, todas acompañadas de un minucioso y perfecto arte. Jardines, galaxias y animales son sólo algunos de los escenarios plasmados en las alas de estos pájaros, que no pudimos dejar de admirar hasta haber terminado la colección.
