El arte de clavar
El escultor británico Marcus Levine nunca pensó que los clavos se volverían sus mejores amigos. Tampoco que lograría darle un aspecto dinámico y real a sus obras utilizando este material. Hoy, jugando con la distancia y el grosor de los clavos, logra profundidad, tonos y texturas, haciéndonos difícil convencernos de que no hay nada más tras ellos.
Representando sólo figuras humanas, Levine utiliza entre de 15.000 y 50.000 clavos por obra y puede demorar días o meses, dependiendo de la dificultad. Pero lo que más nos ha costado asimilar es que no hay ensayos ni bosquejos previos. Marcus clava directamente las tablas, utilizando sólo una fotografía de referencia, eso le basta para abrir un mundo de curvas y perspectivas de la mano de los clavos. Sumérjanse en su arte en la siguiente galería de imágenes.
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